miércoles, agosto 30, 2006

El poder del cariño...

Hoy entro furtivamente para contar una historia que me parece muy bonita, y que creo que puede servir de aprendizaje o para reforzar una idea.

Como todos saben, Maripili fue una gatita que nació en la calle. Iba con otra gatita mayor que ella, y mutuamente se protegían. Un día, los recogieron y llevaron donde una muy buena persona, que además es veterinaria (para los que están en Madrid, si les interesa, les decimos su número de teléfono por mail), y que cuida a muchos gatitos de la calle. Ahí fue donde los humanos la vieron, se enamoraron de ella (quién no?) y propusieron que ella les adoptara (qué, creían que eran los humanos los que adoptaban?), y ella lo hizo encantada, aunque con algo de miedo. Ya había conocido lo malo, y tenía la esperanza de que algo bueno le estuviera esperando.
El caso es que en vista de que era muy buena gatita y su compañera tenía muy malas pulgas, la veterinaria les propuso que se la llevaran para que pasara su cuarentena con ellos, y luego vieran si ella se adaptaba a ellos. Por lo general deben guardar ese tiempo de reposo por si acaso están enfermos. Resulta que sí que estaba enfermita: además de una conjuntivitis que de vez en cuando viene de nuevo, tenía parásitos la pusieron muy malita (en principio no se lo habían dicho, pero su compañerita no logró sobrevivir a los parásitos).

La llevaron cada dos días donde la veterinaria, donde le inyectaron gran cantidad de medicina para que se pusiera buena. Ahora la tengo como mi querida compañera de juegos, y agradezco que en su momento, hubo una diferencia fundamental entre Maripili y la otra gatita: el cariño. Ambos humanos le dedicaron mucho tiempo a consentirla, y a estar pendientes de su recuperación.

Por eso invito a los que nos leen a no olvidarlo nunca: no basta sólo con darnos de comer, y llevarnos al médico cada vez que nos enfermemos... de vez en cuando necesitamos una gran dosis de amor.

Aquí está ella tan pequeñaja como era entonces, acurrucada porque necesitaba descansar la fiebre que le estaba dando esos días. Por cierto: los arañazos de la foto, son del primer día que se vieron la humana y Maripili, que estaba realmente asustada e hizo algo que más nunca ha
hecho.

sábado, agosto 26, 2006

Ufff! cómo me gusta!














Podría estar horas así, dejándome pasar este cepillo de goma... es que hace unas cosquillas tan ricas... Lo único que a veces se olvidan de cepillarme la cara, y entonces lo busco yo jejeje

miércoles, agosto 23, 2006

Aquí nadie me ve


Aquí estoy en mi sitio favorito: debajo de la mesa del salón. Antes era el de Maripili, hasta que se puso tan gorda que ya no cabe, jejeje así que me lo quedo para mí solito.

Eh! ve a decirle gorda a tú sabes quién!! :-p

Me guardan el secreto ?

domingo, agosto 20, 2006

Hola

domingo, agosto 13, 2006

No me gusta el baño!!!!


No entiendo por qué me tienen que mojar, si adoro estar todo el tiempo seca!!! Me encanta que me cepillen el pelo (ya verán), pero no que me mojen... Claro, mi humana dice que antes parecía una gata color grisácea y ahora se me ve blanquita (no se lo digan, pero me encanta mi nuevo color)...

Y encima, va a publicar la foto! Ya verá! Por lo pronto, a seguirme secando...