Y llegué yo

Cuando llegué, había una gatita con un muy mal genio; según entiendo, la acaban de operar la pancita y por eso gruñe y bufa tanto. Pero yo no le hago mucho caso: con esta carita que tengo seguro que termina queriéndome mucho :-).
Por ahora yo noto que en estos pocos días que llevo aquí, su fortaleza ha ido decreciendo, porque antes se quedaba en lo alto de su rincón y no bajaba si yo estaba cerca, y ahora sí que baja y comienza a jugar conmigo. Ya iré contando mis peripecias por aquí (jejeje, ya comenzamos por compartir el espacio virtual ;-) ).
